Electrohipersensibilidad (EHS)

TESTIMONIOS DE PERSONAS EHS

 

LA RADIACIóN DE UN MóVIL ME DEJA TRES DíAS MALA

María José Carrero

Julio 24, 2011

El segundo problema con la prensa es que confunden a los-as lectores-as respecto a las circunstancias exactas de exposición que producen los síntomas de EHS y, por consiguiente, también respecto a las soluciones razonables que pedimos, por mucho que las expongamos. Así la gente piensa que, si no le duele la cabeza de inmediato al acercarse a otra persona que habla por el móvil o al entrar en un local con WiFi, la EHS no es su problema y no necesita preocuparse de la contaminación electromagnética. Y, naturalmente, la mayoría de la gente se queda tan tranquila pensando que tampoco tiene por qué sacrificar lo que las operadoras dicen que es su derecho divino a usar su móvil, WiFi, etc. a todas horas y en todas partes. El mensaje es que, a pesar de que la IARC acaba de clasificar las microondas como posiblemente cancerígenas, si usted no tiene el problema ése extremo y raro de las personas EHS, puede usted seguir disfrutando de los sistemas inalámbricos a placer. Los medios de comunicación generan esa falsa confianza porque no precisan que las personas EHS sufrimos efectos por el impacto de estas radiaciones, pero, por lo general, no instantáneos ni fulminantes. Hay exposiciones muy fuertes que sí nos producen síntomas inmediatos, pero a no ser que tengamos un nivel de EHS muy avanzado (conocemos a personas que lo tienen y no pueden vivir en las ciudades), a la mayoría de las personas EHS, el que nos afecte más o menos depende de dónde y cómo sea la exposición. Si se tomaran algunas medidas para reducir la contaminación electromagnética en nuestro entorno, podríamos hacer vidas normales. Aunque la mayoría de las emisoras de radio nos permiten explicar nuestro problema en directo y mejor, los principales periódicos y cadenas de televisión editan y montan los reportajes a su gusto y acaban caricaturizando nuestra situación. El resultado es que evitan transmitir el mensaje de que, con medidas tan sencillas como alejar las antenas de telefonía móvil de las viviendas, colegios, residencias de ancianos, parques y otros lugares sensibles, prohibir el uso del móvil en lugares públicos cerrados y en el transporte público, quitar el WiFi de lugares públicos y centros de enseñanza y trabajo y recomendar, como se hace en otros países, que no se pongan sistemas inalámbricos en las oficinas y viviendas, sobre todo en edificios de pisos -para evitar contaminar a los pisos colindantes-, las personas EHS sufriríamos menos y no nos veríamos tan marginadas de la vida social y laboral. Además, con medidas así de razonables (no muy distintas de las que se han tomado con el tabaco para evitar la contaminación pasiva), también se reduciría muchísmo la exposición a las microondas de toda la población, como recomiendan el Parlamento Europeo, el Consejo de Europa y la Agencia Europea de Medio Ambiente. Decir que un móvil nos deja tres días malos-as a los-as EHS, es simplificar demasiado. Y las medias verdades suelen resultar peores que las mentiras. Es mucho más esclarecedor especificar que el problema de la radiación de un móvil, por ejemplo, depende de la potencia con que tenga que emitir, de la distancia a que nos impacte y de la duración de la radiación. Es fundamental que la gente sepa que el móvil, cuando se usa en un vehículo en marcha o en recintos bastantes cerrados o metálicos, emite tanto como una antena de telefonía de ésas de los tejados que nadie quiere tener cerca. El vehículo o recinto cerrado se convierte en un horno de microondas, peligroso para todas las personas que estén dentro; y de impacto discapacitante para las personas EHS. Las personas EHS notamos distintos efectos nocivos (dolor de cabeza, picor y dolor en los ojos, taquicardia, vértigo, insomnio, quemazón en la piel y mucosas, sed intensa, cansancio profundo, adormecimiento de extremidades o de partes de la cara, silbidos y dolor de oídos, dolores en músculos y articulaciones, etc.) prácticamente de inmediato sólo cuando la radiación es muy fuerte o tenemos un nivel bastante avanzado de EHS. En caso de radiación menos fuerte, los síntomas empiezan tras exposiciones que van de tan sólo quince minutos a horas, según el nivel de EHS de cada persona. Como mínimo, todas las personas EHS notamos los síntomas de una exposición prolongada o fuerte, sobre todo el inconfundible insomnio, al de varias horas de exposición o esa misma noche. Según la persona y la potencia y duración de la exposición los síntomas perduran varios días y noches. Pero, si la exposicíón no cesa pueden hacerse crónicos. Lo fundamental que habría que decir en los medios de comunicación es que una radiación fuerte o continuada en el tiempo es muy peligrosa también para todas las personas, aunque no tengan síntomas de EHS. Aparte de las personas EHS, son especialment vulnerables a las radiaciones de microondas las embarazadas, los-as niños-as, los-as adolescentes y las personas mayores o con determinadas enfermedades. La fuerza con que nos impacta la radiación electromagnética depende de la distancia a que esté la fuente de emisión (móvil, WiFi, antena de telefonía, teléfono inalámbrico, torre de alta tensión, transformador, etc), de la potencia con que emita ese aparato y de si el lugar es más o menos cerrado, metálico o en movimiento. También hay que recordar que los efectos son acumulativos: el móvil de otra persona en el ascensor, los muchos móviles en el metro, las radiaciones de las antenas, el WiFi del bar o la biblioteca, el teléfono inalámbrico de los vecinos-as, etc. se suman a lo largo del día, día tras día, y van desgastando nuestras defensas. La radiación fuerte, o no tan fuerte pero repetida y continuada en el tiempo, acaba produciendo síntomas de EHS, a mediano o largo plazo para la mayoría de la población, y en cuestión de horas para las personas ya sensibilizadas con EHS. Y lo que nunca se dice en los medios de comunicación, por más que los-as EHS entrevistados-as lo repitamos hasta la saciedad, es que somos el proverbial canario en la mina que alerta del peligro general. El porcentaje de personas EHS en la U.E. es de media ya el 9%. Y vamos hacia el 50% para el 2017, según estudios científicos. La prensa no quiere alertar a la población de que al usar aparatos inalámbricos (móvil, teléfono inalámbrico DECT, WiFi, etc.) se exponen a contraer EHS o cosas peores como tumores cerebrales, leucemias y otros cánceres, ataques al corazón, cataratas y tumores del iris, infertilidad, etc. etc. Decir todas estas cosas sería malo para la industria inalámbrica; y la prensa no quiere enemistarse con clientes tan poderosos.


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